El miércoles 2 de Diciembre se inaugura en la Biblioteca Pública Villaespesa de Almería la exposición temporal
“El Juguete Tradicional y Artesano de la provincia de Almería”.
Esta muestra de producción propia del
Museo Etnográfico de Terque, cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Terque
La exposición
estará abierta hasta el 15 de Enero de
2016.
El Museo Etnográfico de Terque continua con la labor de dar a conocer sus colecciones y trabajos de investigación a través de sus exposiciones temporales por toda la provincia. Esta exposición ha permanecido en el Museo de Fondón durante todo el 2015.
Un juguete es
cualquier objeto que el niño utiliza para jugar, sólo se necesita, que éste
decida elevarlo a esa condición. Una piedra, un botón, una hoja de caña, una moneda, pueden ser un juguete.
En los tiempos del juguete industrial y
tecnológico, el Museo Etnográfico de
Terque, vuelve la vista atrás, a un tiempo donde los juguetes tradicionales y
artesanales tenían un lugar preponderante. Estos juguetes son hoy, cada vez más
anecdóticos, casi están ya, en el nivel del
recuerdo y la nostalgia.
Juguetes
tradicionales, que han pervivido durante
varias generaciones. Juguetes de fabricación y manipulación sencilla,
realizados por los propios niños, por sus familiares o por algún artesano.
Son pocos los
juguetes tradicionales antiguos que se han conservado. Estaban realizados con
frágiles materiales y pensados para un uso efímero. Por esta razón, la mayoría de los más de 150 juguetes que presentamos en la muestra están realizados en fechas
recientes, por esos “niños grandes” que han querido recordar y participar en el
concurso que convocó el Museo Etnográfico en 2012. También son fruto del
trabajo de años de búsqueda e investigación por toda la provincia que han ido enriqueciendo sus colecciones.
Los juguetes se
acompañan en la exposición con las fotografías realizadas para esta muestra por los fotógrafos Antonio Berenguel Valverde y José Carlos Castaño Muñoz. Los niños jugando con los juguetes son los protagonistas de
estas imágenes.
Aunque
en la categoría del juguete
tradicional predominan los realizados por los propios niños o su
familia, son destacados los juguetes salidos de las manos de los artesanos:
piezas en barro cocido realizadas por
los alfareros, juguetes de hojalata de los hojalateros, juguetes de madera de los carpinteros,
o algunos trabajos artesanales de
fragueros o artesanos del mimbre.
Entre los
materiales usados por los niños encontramos ejemplos del reino vegetal, mineral
e incluso animal. Estos, van estrechamente ligados al medio físico, -los juguetes de caña
eran muy frecuentes en Adra, donde abundaban los cañaverales-, o al cambio
estacional, cazar grillos y meterlos en
los grilleras era propio de los meses de verano.
Otros
juguetes proceden de materiales
desechados, que son reciclados.
Los trozos de alambre, abundantes en nuestra comarca parralera, podían transformarse en un caballito de alambre.
Las moles de hierro de los barriles de uva, en aros para ser corridos con guías
de alambre. Los fragmentos de un plato
o un cántaro podían servir para hacer
“casicas”. En ocasiones materiales de la
naturaleza y reutilizados son combinados en un mismo juguete.
Otros
juguetes van ligados a festividades, como los caballicos de San Marcos de
Adra, las zambombas en Navidad, los
juguetes de hoja de palma del Domingo de Ramos o los disfraces de carnaval.
El juguete
tradicional es también “espejo” del mundo de los adultos, de
su mentalidad social, de la vida
cotidiana. Los niños cazan con escopetas de caña, juegan a la guerra con arcos
y flechas. Las niñas cocinan con sartenes
de hojalata y aprenden a cuidar con sus muñecas de trapo.
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Artesanos
De las manos
de los artesanos salieron algunos de los juguetes tradicionales más populares.
Se vendían en sus talleres, en tiendas, en ferias o mercados o incluso por las
calles.
Juguetes de
madera, como los que realizaban carpinteros como Antonio Padilla en Laujar o como Diego
“el Pobre”, de Terque. Este último tenía en los años veinte, una pequeña
carpintería. Emilia Ruiz (Terque, 1915)
recuerda como “Cuando iba a llegar la Feria de Huécija, los preparaba para venderlos. En vísperas de la feria íbamos a comprarle alguno, una cantarerica, una
cunica, mesas y sillas, cosas pequeñas eran sus juguetes."
Juguetes de
barro salidos de las alfarerías de Alhabia, Benahadux o Sorbas: huchas, jarras,
cántaros, platos o ollas, para jugar a las comidicas. Las canicas
de barro, que hacían en la
alfarería de Benahadux. Las zambombas de la alfarería de los Molinos, en
Almería.
Paca Romero
(Alhabia 1937), recuerda lo feliz que
le hacía, en los días de Navidad,
la llegada de Custodia - abuela
de los alfareros- que era comadre de su abuela. Traía unos “cacharricos” para que se los pusiera a sus
nietos por Reyes.
De hojalata,
como los realizados por los hojalateros. Antón
Cortés Torres, de Purchena,
todavía hoy fabrica juguetes
como sartenes, trébedes, badilas o
candiles. Artesanos del alambre, Manuel Rodríguez (Benahadux 1944) conoció a
“Juanico el de las Camicas.” Con la
ayuda de unas tenazas, trabajaba el alambre, haciendo borriquillos, camillas,
bicicletas o cepos para los pájaros. Hechos con gran perfección los cambiaba o
vendía a peseta por los pueblos del Bajo Andarax en los años 1950. Otro era el
“Pollillo de Benahadux” que también hacía cepos para los pájaros. Juan García
Gutiérrez,(Terque, 1913) recordaba
"De los pocos juguetes que recuerdo
era un carrito de alambre que me hizo Agustín el fraguero. Al carrito
enganchaba mi perro "El Terrible."
Fotografía de Jose Carlos Castaño Muñoz
Cometas
Volar cometas
en la Era del
Pingurucho o en las Eras del Calvario era uno de los juegos preferidos de los
niños de Terque. Emilio Martínez Porras (Terque, 1920) cuenta como en las
tardes de primavera, cuando levantaba el aire se podía ver lanzar las cometas a
los muchachos, ya que éste fue un juego, sobre todo de niños.
Se hacían
cometas con formas distintas: “
la
Bacalá” que recordaba la forma de este salazón, “
la Luna”, “el Barrilete” con
forma de barril, “
la Estrella”,
o “el Chucho” la más sencilla de todas, que carecía del marco de caña. Las
cometas las fabricaban los propios niños. El armazón o “marco” se hacía de
cañas partidas por la mitad y atadas con guita. Sobre él, se pegaban papeles de
colores o trozos de periódicos con una masilla hecha de harina de trigo.
Juguetes
espejo de la vida
Jugar, muchas veces
es representar el mundo de los
adultos. Los juguetes tradicionales, muestran a
escala reducida esta vida real. Las niñas juegan a ser madres y amas de
casa. Los juguetes reproducen todas las faenas domesticas: Una pila de lavar
que el albañil Guillermo García elaboró con cemento para su hija. Una anafre de
hojalata, realizado por un hojalatero con una lata de leche condensada. Un
recogedor y un cubo de madera. Una fresquera con madera y alambre. Un cocio,
para hacer la colada. Este, es el juguete más antiguo de la exposición, y perteneció a la niña de Terque Encarnación Sánchez Martín. Esta
dotado en 1875.
Cajitas de
uva, que Manuel Villegas de Berja hacia
para sus hijos en su taller de carpintería de platos de uva. Una carretilla de
madera, para trasportar piedra. Manuel Rodríguez (Benahadux 1944) cuidaba las cabras de su padre en la sierra
de Benahadux, para distraerse hacía hondas de esparto con las que lanzaba
piedras. Espadas de madera para jugar a las guerras.
Los niños
debían aprender a ahorrar. Las huchas fabricadas por los alfareros son otro
juguete. Un ejemplo, en la exposición,
es una hucha, utilizada y rota, procedente de Alhabia con la inscripción “Hucha de Yitica ( Anita Sánchez Yebra) con dinero de mama ( Carolina Yebra Rittwagen) 5- V- 1959.”
Juguetes
pala lanzar.
Son numerosos
los juguetes tradicionales, cuya esencia
era lanzar o impulsar un objeto. En muchos casos, estos ingenios tenían como fin cazar pájaros o hacer “guerras” con otros niños.
Tirachinas para lanzar piedras, con ramas. También se hacían tirachinas con una
botella de plástico de la leche o la lejía y un trozo de globo.
Arcos con
cañas o ramas, que lanzaban flechas de
caña o juncos en Benahadux. Escopetas de
caña en Alboloduy, que lanzaban piedras. Ballestas con tablas, una cámara como
elástico y flechas de junco. Cerbatanas de cañaveras con munición de garbanzos
en Adra. Pistola de grillo con las pinzas de la ropa para abatir salamanquesas en Terque
Aviones
realizados con dos pinzas de la ropa y palos de polo. Pelotas de trapo, volanderas,
trompos, o la paleta y el trozo de madera con los que se jugaba al “Boli.”
Juguetes
para correr y arrastrar
En Adra,
cuando llegaba San Marcos, los niños con ayuda de los mayores construían “
El Caballico” La cabeza era una silueta de cartón o chapón, el cuerpo del
caballo una cañavera o un listón de madera. Se decoraba con tiras de papel de
seda de diferentes colores y a trotar.
En Alhabia y
Terque, “Los Carriulos” hechos
con ruedas y volante de alambre y cuerpo de
caña. Francisco Herrada de
Bentarique, le hacía a sus hijos cochecitos de alambre y un mango
de caña para dirigirlos.
Zancos
hechos de cañas largas y para apoyar los pies un alambre, que se liaba con un trapo para no clavárselo.
Otros con latas donde se apoyaban los
pies y atravesadas por guitas o alambres para
cogerlas.
Una patineta
con una tabla y unos cojinetes
reutilizados como rueda, para lanzarse por las cuestas. Un patinete de madera. “Carreras
de Aros” con llanta de bicicleta y una guía de
alambre. Manuel Rodríguez (Benahadux 1944)
recuerda como se fabricaba un coche con un trozo de penca, dos carretes de hilo
y unas gomas, que al desliarse hacían avanzar el coche.
Juguetes para ser arrastrados con cuerdas, como trenes o carros realizados
con latas de conservas o cajas de zapatos
o madera .
Muñecas
Muñecas de trapo hechas por las propias niñas o sus
madres. Herminia Martínez de Campillo de Purchena, recuerda las muñecas
que se hacían con las panochas, las hojas era el vestido y el pelo la melena. Las
pequeñas muñecas de Encarnación Navarro
de Vélez Rubio con un garbanzo por cabeza o la muñeca de trapo dentro de una caja de
zapatos de Obdulia Valverde
de Alboloduy. También era
frecuente la confección de trajecitos para las muñecas.
Divertimentos
Pequeños
objetos se convertían a través del tamiz de la imaginación en un
motivo de juego. Con las hojas de la caña, doblándolas y entrelazándolas se hacían
unos curiosos barquitos.
En Adra, con
el cuerpo interior de las panochas de maíz,
se jugaba a los llamados “Castillos de Poliores” entrecruzándolos se competía a hacer la torre
más alta. Con las hojas de las palma del
Domingo de Ramos, los niños y adultos de Terque realizaban pequeños juguetes:“Piñas”,“Gatos”,“Lagartos”
“Farolicos” o “Pelotas.”
Con las cajas
de cerillas recortadas, los niños jugaban a “Los Santos”. Con las
perragordas en Benahadux se jugaban a “Sacar Mierda del Hoyo”. En un agujero se colocaba la perragorda,
lanzándo piedras hasta sacarla. Juego
parecido se realizaba con botones. En Adra,
se reutilizaban las chapas de las botellas de cerveza o refrescos, para
el “Juego de las Chapicas”. Se aplastaban hasta dejarlas planas, se
marcaba un triangulo en la tierra donde se ponían las chapas y desde una cierta
distancia se lanzaba una “charpa” piedra plana para sacarlas. En Pechina, Juan
Cruz iba a los bares a pedir las botellas de gaseosa rotas -los antiguos
boliches-, así se sacaba la bola de cristal, que se reaprovecha para jugar a
las canicas.
En Alhabia, Paca Romero cuenta como un
libro se transformaba en un juguete"Un juego que hacíamos con los
libros de la escuela era adivinar el número de ilustraciones o santos, como le
decíamos, que llevaban las páginas. Una
señalaba una página, entreabriéndola y preguntaba a otra: ¿Hay santos? ¿Sobre cuántos?.
Si acertaba ella pasaba a preguntar.”
En Lubrín,
Rosa Pérez recuerda el “Juego de los Tesoros “ Un día nos íbamos a los
cerros que rodeaban el pueblo , una vez allí nos dispersábamos para no ver lo
que hacían los otros .Con materiales de desecho que encontrábamos: trozos de
vidrio de colores , de cerámica de platos rotos , hojas secas o verdes ,
flores etc..., o bien como otros que llevábamos de casa restos de
juguetes , cromos ,cosas pequeñitas curiosas , construíamos una composición que
resultara bonita disponiendo los materiales con armonía y buen
gusto. Hacíamos un agujero en la tierra , una vez colocado todo lo cubríamos
cuidadosamente con un trozo de cristal roto y se le ponía tierra encima ,
dejando el suelo tal como estaba. En ocasiones ,las menos , se nos ocurría
poner una moneda de una perrilla y ese seria el tesoro mas valioso.
Pasados unos días íbamos a buscarlos y
tratábamos de encontrar los de los demás. “
En Adra un
niño recuerda como en la década de 1930,
se fabricaba un borriquito con un ladrillo, al que colocaba el cuello de una
camisa como serón. Las Herraduras
desechadas, también servían para lanzarlas
sobre un palo que se clavaba en la tierra.
Musicales
El objetivo
de los juguetes musicales, no era otro que el hacer ruido, sin más
pretensiones. Silbatos hechos por los niños con un hueso de albaricoque.
Silbatos de hojalata realizados por hojalateros o pitos de caña como los que realizaban los
niños de Alhabia y Terque. Por
Navidad las Zambombas o las Cañarracas de Adra. Una caña partida
por el centro y atada que al agitarla provocaba el sonido.
Disfraces
La
transfiguración de los niños a través del disfraz, fue otra manera de
jugar. La ropa antigua o en desuso de los arcones y
armarios, podía subir a la categoría de juguete. Otra manera de disfrazarse,
era echando mano de materiales naturales como los trajes realizados con hojas
de caña en Alhabia o Terque.
Animales
Exposición temporal: “El Juguete
Tradicional y Artesano de la provincia de Almería”
Biblioteca Pública Francisco
Villaespesa de Almería
Del 2 de Diciembre de 2015 al 15
de Enero de 2016